Silvia Torres-Peimbert presidirá la Unión Astronómica Internacional de 2015 a 2018Foto Archivo
E
n el aeropuerto Charles de Gaulle, en París, colgaban del alto techo centenares de mantas con un rostro: el de la mexicana Silvia Torres-Peimbert, la más destacada científica moderna, la nueva Madame Curie. Me hinché de orgullo como pavorreal ante el honor que Silvia rendía a mi país al ganar el gran premio de ciencias.
Observar el cielo es una vocación. Suele creerse que no hay nada más romántico que la astronomía. En San Pedro Mártir, Baja California, a 2 mil 830 metros sobre el nivel del mar, la temperatura baja a 10 grados centígrados, y como dice Silvia Hay que echarle ganas
. Silvia Torres fue la primera mexicana en doctorarse en Astrofísica en la Universidad de California, Berkeley, a los 24 años. Se había casado dos años antes con Manuel Peimbert Sierra, a quien yo tengo una especial devoción.
En 1967 entrevisté a la pareja en varias ocasiones y fueron muy pacientes, generosos y risueños. Quería yo saber de astronomía para poder seguir el pensamiento de Guillermo Haro. Los escuchaba sentada en una sillita, que todavía recuerdo, en su casa en Tecualiapan 36, al lado de una delegación de policía a la que llevaban coches chocados. A pesar de ello, su casa era ordenada y tranquila.
Ahora, Silvia Torres-Peimbert ha recibido el máximo honor que imparte la Unión Astronómica Internacional, ser nombrada su presidenta, en Beijing. Sólo que tomará posesión dentro de tres años, de 2015 a 2018.
–Yo considero que no solamente es mi persona a quien están reconociendo, sino a la importancia de la astronomía que se hace en México. Es un reconocimiento a mi persona, pero lo es también a la astronomía mexicana. La Unión tiene más de 10 mil integrantes y todos son astrónomos profesionales de todo el mundo. Hasta hace poco los miembros de la mesa directiva habían sido hombres que provenían de las naciones desarrolladas. Soy la segunda mujer presidenta, la primera fue una francesa, la doctora Catherine Cesarsky, directora del Observatorio Europeo Austral, entre otros.
–¿No le ha llegado el movimiento feminista un poco tarde a la Unión Astronómica Internacional?
–Lo bueno es que ahora se reconoce la presencia de las mujeres. Yo creo que es un reconocimiento a mi persona y a la astronomía mexicana; sí, porque hay respeto hacia la astronomía que realizan todos los colegas.
–¿Qué es lo que ha logrado la Unión Astronómica Internacional para la ciencia de nuestros países, de México, de América Latina, sobre todo?
–La Unión es la agrupación de todos, y le interesa fomentar la astronomía en el mundo, pero a cada nación le toca hacer lo suyo. Cada país da una aportación económica, pero no dispone de mucho dinero, es como la Unesco, que no dispone de dinero pero sí da normas u orientaciones al mundo. La Unión hace lo mismo. En 2009, Año Internacional de la Astronomía, se difundió esta materia en todo el mundo, y fue un exitazo: la astronomía llegó al público general, jóvenes y niños. La astronomía es la puerta de entrada al conocimiento científico. Si tú enamoras a un niño por la astronomía no tendrá miedo a las matemáticas, la física o la química. La astronomía es la que abre el camino, y en México, el Año Internacional de la Astronomía fue un gran éxito. Se organizaron actos que arrastraron a muchísima gente. Llenamos varias veces el Zócalo con jóvenes y niños, y hasta ancianos apasionados por la astronomía; imagínate, y vamos a volverlo a llenar el 17 de noviembre.
–¿Qué va a pasar el 17 de noviembre?
–Una Noche de las Estrellas. ¿Te imaginas ver el cielo desde el Zócalo de la ciudad de México? Asistirán muchos entusiastas dispuestos a ver los planetas a través del telescopio. También mostraremos imágenes de astronomía, daremos conferencias masivas. ¡Imagínate una conferencia de ciencia a 2 mil personas, y que además lleven a sus niños! Estamos encantados con la difusión de la ciencia. La Unión Astronómica ha fomentado esta difusión y la promovemos con mucho entusiasmo entre el público en general.
–¿Sucede en todos los países?
–Cada país tiene su manera de hacerlo. Aquí, en los distintos estados de la república participaron, por ejemplo, 29 sitios, y en este año va a haber 41 Noche de las Estrellas, la misma noche a lo largo y ancho de la República mexicana. ¡Qué lindo!
Esta actividad fue disparada por la Unión Astronómica Internacional y ocurrieron encuentros equivalentes en todo el mundo.
–¿Y a los astrónomos profesionales no les importa tratar con leguleyos?
–Eso queremos, que haya contacto entre astrónomos profesionales y aficionados. En ocasiones ha habido un distanciamiento entre estos dos grupos, pero para organizar actividades colectivas se necesitan los astrónomos aficionados, que generosamente ayudan y llevan sus telescopios y comparten la emoción de ver los objetos celestes.
–¿Cuántos científicos necesita México? Guillermo Haro decía que con tantos kilómetros de costa no teníamos oceanógrafos, ni ingenieros petroleros, ni sismólogos, ni grandes laboratorios de investigación ni suficientes investigadores en cualquier rama.
–Necesitamos muchísimos más científicos de los que tenemos. Hemos formado algunos pero el país no los ha acogido, no les ha dado espacio, no hay trabajo, no ha abierto universidades. Hay científicos que necesitan laboratorios nacionales o universidades para poder trabajar, la astronomía es una de ellas. Tú no puedes ser un astrónomo privado y vivir de eso, sino que es indispensable que una universidad te acoja y te ponga a trabajar, a dar cursos, a investigar, y que te den los medios para hacerlo.
El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología ha dado muchas becas, y los que terminan que no encuentran empleos dignos en México. Nos faltan oceanógrafos, sismólogos, lo que tú quieras, y nos falta también que la industria los incorpore en aquellas disciplinas que son propias de la industria, qué sé yo, la química, en fin, mil desarrollos tecnológicos que se pueden hacer y que nuestra industria mexicana hace a un lado. Prefiere pagar patentes que dedicar esfuerzo a investigar. Incluso el gobierno incluye como gasto en ciencia el que la industria hace en el pago de patentes. Eso no es gasto de ciencia, es para la ciencia de otros países, pero no para la nuestra.
–¿No es absurdo?
–Sí, porque nos estamos desangrando. Por un lado preparamos estudiantes y no los recogemos, y por otro lado dejamos a gran cantidad de jóvenes sin educación. Me refiero a la cantidad de rechazados que aumentan las filas de los que no trabajan ni estudian. En México estamos desperdiciando nuestras fuerzas.
"¿Cómo interesar a los jóvenes por la ciencia? No sé y los astrónomos pensamos que podemos incentivar a los muchachos para que escojan carreras científicas.
–¿Es cierto que salvo Marie Curie y otras científicas, cuya excepción confirman la regla, las mujeres están negadas para la ciencia?
–No es cierto en lo absoluto. Las familias limitan a las mujeres en sus aspiraciones. Muchas de las limitaciones las hace la sociedad mediante la familia, que educa a su hija para cocinar bien, no para hacer ciencia. Necesitamos cambiar la forma de funcionar, porque las mujeres somos capaces en todas las disciplinas como los hombres, incluso la ciencia.
–¿Por qué en una época en que las mujeres en la Facultad de Ciencias se inclinaban por la química o por la biología, tú lo hiciste por la astronomía?
–Más bien mi inclinación fue por la física, porque me gustaban las matemáticas, pero tomé un curso de astronomía que me llamó mucho la atención y, por supuesto, la acogida que me dio el Instituto de Astronomía fue definitiva. Ahí me dieron mucho espacio, me hicieron sentir adulta cuando estaba en la transición y me empezaron a pedir rendimiento. Entré a la facultada a los 17 años y al Instituto de Astronomía a los 18. El director Guillermo Haro desafiaba, pero todas las conversaciones con él eran también un gran estímulo; el ejemplo de Haro era muy importante. Además, yo no estaba segura de obtener la beca para Berkeley, precisamente por ser mujer, porque no había antecedentes de mujeres que habían estudiado fuera. Haro por supuesto, ni parpadeó: Adelante
, aunque también decía que invertir en una mujer estudiante era desperdiciar el dinero, porque se iba a encontrar a un novio que bailara de patita de ángel y que entonces todo ese dinero se iba a echar a perder
.
–¿Tu relación con Manuel Peimbert Sierra influyó de alguna manera en tu vocación de astrónoma?
–Definitivamente sí. Reforzó la decisión, porque estar en un ambiente muy amistoso, con otros compañeros también muy amables, muy queridos (por supuesto el novio es más querido y más amable que los otros) me entusiasmó a continuar. Además, Manuel en todo momento ha apoyado muchísimo mi desarrollo académico.
–¿No crees que Manuel Peimbert Sierra te hizo sombra?
–No, en lo absoluto, para nada.
–El hombre que aplasta a la mujer.
–No, para nada.
–¿No?
–Hemos trabajado juntos mucho tiempo y muy bien, y creo que nos hemos apoyado mutuamente.
—¿Cómo podría crearse en nuestro país un interés en la ciencia, para que los estudiantes escojan estas carreras y no se precipiten hacia leyes, administración de empresas, contaduría o informática y sistemas de computación?
–Mira, yo no estoy en contra de que se precipiten hacia leyes o alguna otra actividad, más bien mi postura es que a lo que se dediquen, lo hagan con todo el entusiasmo, con toda el alma, que no lo hagan a medias. Mi mensaje es que se preparen lo mejor posible para la actividad en la que quieran pasar el resto de su vida. Lo que me parece un desperdicio espantoso es trabajar en algo que no te gusta. La única manera de ser personas plenas es que te entusiasme lo que haces. A mí me entusiasma mucho la ciencia y me interesa mucho que los jóvenes se dediquen a la ciencia y que haya bastantes científicos, sería importantísimo para el país.
–El lenguaje de la astronomía y la física es críptico para el común de los mortales, ¿cómo podría hacerse más accesible?
–El lenguaje especializado por supuesto que se vuelve críptico; podemos hablar de la medicina, la química o de cualquier otra disciplina, pero creo que el esfuerzo que estamos haciendo los astrónomos en todo el mundo para acercarnos a la población ha dado buenos resultados. Recientemente, en todo el mundo se ha reconocido que mucho de la ciencia la está pagando el que paga los impuestos, o sea el ciudadano, entonces hay la conciencia colectiva de explicarle a la gente común y corriente qué actividad realizamos para que reconozcan la necesidad de este gran financiamiento que la ciencia requiere. Cierta ciencia es fácil de explicar, por ejemplo, los estudios sobre el cáncer, pero hay otras ciencias que requieren un poquito más de elaboración y es lo que los científicos intentamos hacer.
–Películas de ciencia ficción que ofrecen una visión del futuro, como Star Wars, ¿han acercado a los jóvenes a la ciencia?
–Definitivamente sí. Muchas vocaciones astronómicas provienen de la pasión que suscitan ese tipo de películas que nos acercan a la astronomía. Lo mismo sucede con las películas de ese tipo para niños. Actualmente hay dos ciencias que han despertado la imaginación de los niños: por un lado la astronomía y por otro la biotecnología, la genómica y los desarrollos de alta tecnología de biología. Son dos grupos distintos de jóvenes y están muy atentos a las noticias y siguen con mucho interés los programas de Discovery Channel. Considero que ha sido un cambio importantísimo que no se esperaba.
***
Mujer decidida si las hay, segura de sus propuestas, Silvia Torres-Peimbert demostró desde muy joven su espíritu independiente y su fuerza de carácter. Sus decisiones saltan a la vista en cada una de sus respuestas. Desde jovencita ella fue quien puso las reglas, se tragó al mundo y decidió muy pronto qué es lo que quería de la vida y de sí misma. Conversar con ella es recibir un ejemplo de voluntad. Son pocas las mujeres que creen en sí mismas y Silvia Torres-Peimbert es una de ellas. Con razón la hicieron presidenta de la Unión Astronómica Internacional cargo para el cual ya está viajando a Brasil, China, Estados Unidos, al mundo entero.
–Silvia, en la primera parte de esta entrevista hablábamos de las vocaciones que pueden despertar las series televisivas.
–Discovery Channel no te va a enseñar ciencia, pero te va a entusiasmar por la ciencia, te despierta interés por ella y los niños ahora tienen gran cantidad de información, quizá no la saben estructurar, pero están muy bien informados.
–Su manejo de las computadoras me parece asombroso.
–Claro. Ha sido un conducto de aprendizaje extraordinario.
–¿Es cierto que si uno es malo en matemáticas, no puede ser científico?
–No, no es cierto. Cada vez se requieren más matemáticas para las distintas ciencias donde antes se pensaba que no hacían falta, por ejemplo, aún en biología, que se creía una ciencia que no requería matemáticas, ahora hay desarrollos importantísimos en matemáticas y computación. Considero que hay que entusiasmar a los muchachos por las matemáticas, creo que es un lenguaje importantísimo. Así como el español es un gran lenguaje, las matemáticas es otro que te va a ayudar en cualquier ciencia.
–Pero, ¿puedes llegar a ser científico sin matemáticas?
–Si sabes, serás mejor; si no, sabes, también puedes dedicarte a la ciencia.
–¿Cómo se enseña ciencia en México en las escuelas primarias y secundarias? ¿Por qué México no se despierta en la escuela el interés de los niños por la ciencia? ¿Por qué nuestros jóvenes no escogen la carrera científica?
–Porque los políticos mexicanos han sido muy miopes y siguen siendo muy miopes. Yo quiero decir que los políticos brasileños y los de Corea del Sur se dieron cuenta hace 30 años de que era importantísima la ciencia y han invertido en ella, no voy a decir que han gastado dinero, han invertido mucho, y ahora están recogiendo el producto de su inversión. No es inmediato el beneficio tecnológico y económico, pero sabemos que Corea del Sur es un país muy fuerte económicamente hablando, está exportando gran cantidad de productos de alta o mediana tecnología, a pesar de haber pasado muchos años de dictadura militar.
–¿Gastó más dinero en ciencia y tecnología que otros países del oriente?
–Sí, incluso más que Japón.
–¿En México no hay un empresario al que se le haya prendido el foco y se haya propuesto invertir en ciencia y tecnología?
–Empresarios interesados en hacer investigación científica no ha habido en México, pero sí hay empresarios que están ayudando a través de ciertas fundaciones. La ICA, fundada por el ingeniero Bernardo Quintana, sí beca a ingenieros jóvenes talentosos a que vayan a estudiar fuera.
–Pero para que regresen a la ICA.
–Bueno, me imagino que lo hacen para que regresen a la ICA. Telmex también da becas, Banamex. Pero necesitamos más dinero, más fuerza de trabajo, de alguna manera.
–¿Por qué esta apatía general? ¿Es un rasgo de nuestra educación?
–En general la escuela mata el interés de los niños. Los maestros están muy alejados de lo moderno, toda la parte de educación pública anda muy mal y los maestros (por lo general malos) no entusiasman a los niños por nada y no les enseñan matemáticas, ni siquiera español. Estamos muy mal en educación, eso lo vemos en todos los exámenes que reprueban no sólo los estudiantes, sino los maestros, según los estándares internacionales.
–¿Qué podemos hacer?
–Tenemos que modificar el rumbo, pero ya, es urgente, y no lo estamos haciendo. Con la enseñanza de ciencia a los niños tenemos problemas muy serios, no sólo en el campo de las ciencias, sino de conocimientos básicos. Los niños están saliendo muy mal preparados. Yo creo que el problema proviene de que a los maestros no se les da la atención necesaria y entonces ellos no confían en sí mismos y no enseñan con entusiasmo, por lo que estamos echando a la calle generaciones y generaciones de muchachos con poco conocimiento. No saben escribir, no tienen capacidad de análisis, no saben tomar apuntes, no saben hablar español, olvídate ya del inglés, que cada vez necesitan más, por supuesto, así como las matemáticas o la geografía. Todo ese conocimiento básico es deficiente en los que salen de primaria, de secundaria. Son pocos maestros los que tienen un bagaje cultural y estamos dejando muy limitados a los niños.
Creo que mucho del problema es que los maestros no están suficientemente preparados. Las escuelas normales se han quedado muy atrás. No estamos respondiendo a los tiempos. Hablo del español y de matemáticas básicas, de operaciones sencillas.
–Todos le tenemos miedo a las matemáticas.
—Los maestros le tienen terror a las matemáticas y proyectan su miedo en los estudiantes en lugar de proyectar un gusto por ellas y entender su necesidad para las operaciones básicas de comercio. Para vender naranjas se necesitan matemáticas.
–¿Por qué es tan importante que nuestros científicos compitan con los del mundo entero? ¿Hay interés en el público universitario por la astronomía mexicana?
–Sí, sí hay.
–Me refiero a la gente en general, no a los universitarios.
–Sí, sí hay una gran curiosidad, y en general hay un vacío de actividades dirigidas al gran público. Por ejemplo, la ciudad de México necesita que le brindemos mayor difusión de la ciencia y de la cultura. No sé si has visto las ofrendas de muertos en Ciudad Universitaria, van miles de personas a visitarlas, porque es una tradición familiar y gratuita. Necesitamos convertir en costumbre las actividades científicas de divulgación y van tener mucho público, porque la familia necesita actividades sanas y que den satisfacción. El Universum tiene miles de visitantes.
–¿Crees que es fácil combatir la indiferencia?
–Mucho del desarrollo de la ciencia ha dependido del desarrollo de la tecnología y a su vez la ciencia se alimenta de la tecnología. En Mérida, Yucatán, tengo entendido que hay un planetario que lleva el nombre de Arcadio Poveda, y es un lugar de enseñanza de la astronomía en la que destacaron los mayas, aunque no conocieron el telescopio.
–Guillermo Haro decía que ningún científico es tan vanidoso ni tan vedet como un escritor o un pintor. ¿Crees que es cierto? ¿Hay mafias y ninguneos en el mundo de la ciencia de México?
–No, yo creo que todos somos tan vedets y egocéntricos como un actor o un escritor, ciertamente el ego nos domina. Hay mafias, pero también hay contramafias. Todas las emociones, todas las pasiones humanas, también están en la ciencia y hay que contender con ellas, ¿no?
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