Carlos Paul
Periódico La Jornada
Miércoles 14 de noviembre de 2012, p. 7
Una pareja de ancianos, marido y mujer, que viven sus últimos días arrepintiéndose del ayer; un conductor de carretas a quien se le muere su hijo, que transporta borrachos y prostitutas que corren tras la felicidad, pero que no encuentran a nadie para abrir su corazón, y una joven madre con su bebé de seis meses de edad, moribundo en sus brazos, son los personajes de Réquiem, obra de Hanoch Levin (1943-1999).
En la pieza, que será estrenada el jueves 22 de noviembre en el teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque, el dramaturgo propone reflexionar sobre qué es la vida y la condición humana.
De acuerdo con Enrique Singer, director de la puesta en escena, dichos personajes los retoma el dramaturgo israelí de varios cuentos de Anton Chéjov.
Hanoch Levin escribió esa obra cuando estaba muy cercano a su propia muerte, de cáncer, y tuvo tiempo de dirigir el montaje.
Ese dato cobra cierta relevancia, toda vez que es un autor que reflexiona en torno a la vida y la muerte, desde tan singular perspectiva, explicó Singer.
Es la reflexión profunda y honesta de alguien frente a la muerte, que termina siendo una reflexión sobre qué es la vida.
Dolores y amarguras
Réquiem refleja la condición humana enfrentada a los dolores y la amargura de la vida, a los arrepentimientos, a lo que en cierto momento debimos haber hecho y no hicimos. Refleja también nuestros primeros y mediocres impulsos de resentimiento, pone de manifiesto nuestra pequeñez frente al cosmos, nuestro inútil afán de vivir en el pasado o, por el contrario, de vivir en el futuro
.
Ensayo del montaje, cuyos personajes están inspirados en varios cuentos de Anton Chéjov, en el cual se explora qué es la vida y la condición humanaFoto Jesús Villaseca
Aunque todo ello es parte de la condición humana, el dramaturgo trata de hacernos ver que quizá todo eso no es tan importante ante el misterio de la muerte; sino lo relevante es cómo vivimos la vida y por qué somos lo que somos
.
Finalmente, es una obra positiva, destaca Enrique Singer. Según el creador escénico, no se trata de una pieza en la que el espectador salga pensando en lo jodido que es la vida, más bien es una historia que concluye con una irónica sonrisa respecto del enorme misterio que puede ser la existencia. De alguna manera lo que en el fondo trata de decirnos dicha historia es: vive el presente lo mejor que puedas, para no arrepentirte
.
En la obra aparecen tres querubines alegres, tristes y graciosos, encargados de recoger las almas de los muertos. Todo el tiempo se burlan de la condición humana. Hacen que quienes están por fallecer, lo hagan con una sonrisa. En ellos (los tres querubines) se encarna una suerte de ironía mística
.
Con la producción de Moisés Zukerman, las actuaciones de Emoé de la Parra, Miguel Flores, Hayde Boeto, Arturo Reyes, Harif Ovalle, Rodolfo Nevarez, Georgina Tábora, Américo del Río, Alejandra Maldonado y Carlos Orozco; escenografía de Auda Caraza y Atenea Chávez, vestuario de Mario Marín, iluminación de Patricia Gutiérrez y música compuesta por Antonio Fernández Ros, Réquiem se estrenará el jueves 22 a las 20 horas en el teatro Julio Castillo (Paseo de la Reforma y Campo Marte, atrás del Auditorio Nacional).
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