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unto con Jean Moreau, Michel Piccoli, Jean-Louis Trintignant, Brigitte Bardot y Catherine Deneuve, Gérard Depardieu es, a sus 63 años de edad, leyenda viva del cine francés. También centro de escándalo por su afición a la bebida o por orinar en una botella delante de los pasajeros en un vuelo de Air France. Ahora causa indignación al anunciar que vivirá en un pueblo belga para no pagar un impuesto excepcional con vigencia de dos años que afectaría a quienes reciben ingresos superiores a 1.3 millones de dólares al año. El gobierno galo necesita recursos para enfrentar la crisis de las finanzas públicas, que afecta, por ejemplo, la seguridad social y la educación. Para ello aumentó los impuestos a los muy ricos y eliminó exenciones fiscales que favorecían a las grandes fortunas.
El actor se suma así a la lista de quienes prefieren cambiar de residencia, y hasta de nacionalidad, con tal de que sus ingresos no los toque el fisco. Como los dueños de Louis Vuitton, los supermercados Carrefur y Auchan o las tiendas de aparatos eléctricos Darty. Bélgica, Suiza y Luxemburgo son paraísos fiscales que atraen fortunas europeas. A cambio reciben migajas por la presencia ocasional de los potentados.
La decisión de Depardieu fue duramente criticada por varios integrantes del gabinete socialista. Y contra ellos descargó el actor su furia, pues consideró que lo habían insultado. Además, devolvió su pasaporte alegando que el gobierno sanciona el éxito, la creación, el talento, la diferencia
. Le respondieron que no se están gravando sus virtudes, sino su riqueza. Quien merecidamente obtuvo el Óscar en 1990 por su papel de Cyrano de Bergerac posee restaurantes y viñedos en Francia, Argentina y España, además de acciones en importantes compañías. Recientemente puso en venta su mansión parisina en 65 millones de dólares.
También los ricos italianos buscan paraísos fiscales. Como los modistos Dolce&Gabbana, acusados en 2010 de evadir casi mil 300 millones de dólares entre 2004 y 2005. Hace un año un juzgado de Milán decidió archivar la acusación, pero la corte suprema recientemente pidió reabrir el caso.
A los modistos se les acusa de crear en Luxemburgo una sociedad ficticia, Gado, para evitar pagar al fisco millonarias cifras. A Gado le confiaron el control de las marcas del grupo, pero se descubrió que se manejaban en realidad desde Milán.
Con igual virulencia que el actor francés, los diseñadores criticaron al gobierno italiano: ¡¡¡Ladrones!!! No saben cómo hacer para quitarnos el dinero
. Ese gobierno que obligó al tenor Luciano Pavarotti a pagar los 16 millones de dólares por impuestos atrasados. Y que no ha podido que otro famoso, el futbolista Maradona, le cubra al fisco 50 millones de dólares. Los ricos también lloran.
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