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esde tiempos inmemoriales tenemos la idea de que con el inicio de un ciclo se renuevan los cielos, se acomodan los soles y todo recomienza. Esta idea del universo no es sólo hermosa desde el punto de vista de la poesía y las religiones; también ayuda a sentirnos renovados. Pero en México, estirada hasta el extremo, esta idea también entraña un alto riesgo. Nos lleva a pensar que, con la renovación, los asuntos no enfrentados y no resueltos se borran como por un acto de magia que, al rebasar nuestra escala humana, nos ayuda. Nada más alejado de la vida. Por más que cerremos los ojos ante lo que no hemos podido remediar, el cambio de ciclo no los hace desaparecer. Antes al contrario, lo no enfrentado crece. Nos toca el hombro, nos susurra por las noches y los amaneceres, se nos aparece en las calles y los días.
Cuando hace unos meses escuché a Felipe González explicar que lo mejor para un nuevo gobierno es establecer con claridad sus prioridades básicas e inevitables, pensé que enumeraría una larga lista de temas con primacía para atender en su país. Para mi sorpresa no fue así. Sus prioridades eran cuatro. Sí, cuatro.
Atendiendo sus razones y guardando todas las distancias y escalas de comparación, me atrevo a expresar los cuatro deseos con los que inicio 2013.
Uno. En nuestro país existen 14 millones 655 mil 906 mujeres que trabajan y, con su esfuerzo, son líderes económicos de su hogar. 10 millones 222 mil 419 de ellas tienen hijos. Todas son sinónimo de entrega y de lucha cotidiana, son incansables. Frente a todos los obstáculos, son mujeres mexicanas que siempre responden con voluntad, inteligencia, fuerza y tenacidad para salir adelante.
En este universo femenino, 77 por ciento de ellas se unió a su pareja cuando tenían entre 15 y 24 años. Y si nos acercamos más a su vida encontramos que 35.2 por ciento sufre algún tipo de violencia de su pareja: 10.2 por ciento física, 6 sexual, 26.6 emocional, 20.1 económica. ¿Los motivos? El 18.1 por ciento porque sus parejas piensan que la mujer opina diferente, 17.2 porque ella no obedece, 15.6 porque no le avisa a su pareja cuando sale, 14 porque no le dedica suficiente tiempo a atenderlo, 12.5 porque la mujer toma decisiones.
¿Parece una historia de terror? No lo es. En México nadie quiere ver esta alucinante realidad de la vida cotidiana de las mujeres. Mi deseo es que de una vez y para siempre en 2013 respondamos a una simple pregunta: ¿hasta cuándo vamos a esperar todos los miembros de nuestra sociedad para sumar esfuerzos y enfrentar esta ominosa situación? Las mexicanas son mujeres que se despiertan para tener el mundo en sus manos.
Dos. El Distrito Federal es la entidad con mayor número de jóvenes del país. Es una de las razones por las que nuestra ciudad es estratégica en la relación que mantiene con ese sector. Existen en el DF 2 millones 619 mil 589 jóvenes. 49.4 por ciento son hombres y 50.6 mujeres.
El talento de todos ellos es proverbial, emblemático. Son un capital por su capacidad para soñar, transformar la realidad, para construir un mundo mejor.
Todos estos jóvenes viven en un millón y medio de las viviendas de la ciudad. El 59.6 por ciento son casas independientes, 18.8 vive en departamentos de unidades habitacionales y 9.1 en vecindades. Pero lo que resulta inadmisible es que 110 mil 375 de las viviendas con jóvenes tienen piso de tierra. Sí, tienen piso de tierra. En la ciudad que se precia de ser la más cosmopolita e inclusiva de México, los niveles de pobreza y marginación de cientos de miles de sus jóvenes son decimonónicos. Ante esa realidad infausta deseo que nuestra sociedad y las autoridades de la urbe les ofrezcan garantías de equidad y los convirtamos, de verdad, en nuestro capital más valioso. Nuestra vida requiere de su talento, su generosidad, su rebeldía, su creatividad.
Tres. Mientras muchos celebramos el inicio de un nuevo año en el calendario, 33.6 por ciento de los jóvenes de nuestra ciudad celebran su inicio en el universo de la sexualidad, pero lo hacen sin ninguna protección y 36.8 festejó su última relación sexual sin haber usado algún método de contracepción.
Esa es una de las razones por las que de un millón 594 mil 101 jóvenes que tienen relaciones sexuales en nuestra ciudad, 589 mil 243, 37 por ciento, han vivido un embarazo: 20.2 por ciento de los que lo vivieron son hombres y 54 por ciento mujeres. De entre ellos, 27.7 por ciento de las mujeres que han tenido relaciones sexuales y que tuvieron un embarazo lo hicieron antes de los 18 años. De los 589 mil 243 jóvenes que han vivido un embarazo, 129 mil lo han interrumpido, es decir, 21.5 por ciento del total. No hay más tiempo que perder. 2013 debe ser el inicio de una estrategia nacional sobre sexualidad y salud reproductiva. Luchar juntos, la sociedad entera, para desaparecer los riesgos de la sexualidad y vivirla plenamente es mi tercer deseo.
Y cuatro. Juan Villoro es el autor por el que la generación que vive sus 20 años de edad se aficionó a la lectura. La golosina secreta y El profesor Zíper y la fabulosa guitarra eléctrica atrajeron a la página impresa miles de lectores que, sin ellas, seguramente nunca hubieran descubierto ese país de las maravillas que es un libro. Lo mismo ha escrito ensayo que cuento y que novela. Retrata afilado y mordaz a un ídolo pop de la canción ranchera contemporánea o a Salman Rushdie o a cuanto futbolista lo atraiga o lo disguste. Ha sido premiado en Mazatlán y en Barcelona, en Madrid y Talca, en el DF y en París. Mi deseo es que ya, en 2013, los sabios miembros de El Colegio Nacional lo inviten a ser, por fin, uno de ellos.
Mientras todo eso ocurre, deseo también que todos tengan un año feliz.
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