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os crearon hace 22 años y siguen cosechando éxitos. Son los premios IGNoble que en el mismo mes en que en Estocolmo comienzan a darse a conocer los Nobel, adjudica un comité internacional. Lo coordina la revista de humor científico Annals of Improbable Research, para reconocer a los investigadores que con sus trabajos ignobles
no contribuyen al avance de la ciencia. Se otorgan 10 cada año.
El humor que campea en los IGNoble va de la mano con la seriedad con que sesiona el comité que los adjudica. Y con los galardonados, algunos de los cuales asisten a recibir su reconocimiento.
Y así, desde 1991 en la Universidad de Harvard se reconoce a quien inventó un software que detecta cuando un gato camina por el teclado de una computadora; o el que calculó la forma óptima de remojar una galleta; o al científico japonés que inventó un espray para detectar infidelidades que las esposas pueden aplicar a la ropa interior de sus maridos. O al que propuso hacer feliz a las almejas dándoles Prozac. O el que alertó sobre el peligro de transmitir la gonorrea a través de las muñecas inflables.
El año pasado se premiaron trabajos tan importantes como que hay actividad cerebral coherente en cualquiera parte, incluso en un salmón muerto. O por qué en algunas casas del pueblo de Anderslöv, Suecia, el cabello de las personas se ponía verde. A quienes descubrieron que los chimpancés pueden identificar a otros chimpancés mediante una fotografía de sus nalgas.
Entre los científicos galardonados este año destacan los que confirmaron experimentalmente que la gente que está borracha cree que es atractiva; a los que evaluaron el efecto de escuchar música de ópera en ratones que han sufrido trasplante de corazón. A los que descubrieron que cuando los escarabajos del estiércol se pierden, para regresar otra vez a casa pueden orientarse mirando la Vía Láctea. También a los que cocieron una musaraña muerta, se la tragaron sin masticar y después examinaron varios días todas las deposiciones para ver qué huesos se disuelven dentro del sistema digestivo y cuáles no.
Dos descubrimientos relacionados entre sí también lo recibieron: 1. Que cuanto más tiempo lleve una vaca echada más probable es que se levante pronto; y 2. Que una vez que la vaca está en pie, es difícil predecir cuándo se echará otra vez. Unos tailandeses recibieron el IGNoble por su informe sobre el tratamiento quirúrgico de una epidemia de amputación de pene en Siam. Lo recomiendan excepto cuando el pene amputado haya sido parcialmente comido por un pato.
El IGNobel alternativo de la Paz se lo dieron al autoritario presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, por ilegalizar el aplauso en público. Debía haber uno para declaraciones de funcionarios o políticos. Los de México ganarían.
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