“La palabra miente más que el cuerpo”

Desde los 20 años me dediqué a la danza. A medida que la conozco más, la amo más, dijo el bailarín en entrevistaFoto Ricardo Bautista

Fabiola Palapa Quijas

Periódico La Jornada
Domingo 15 de diciembre de 2013, p. 4

La danza ha sido el camino del coreógrafo y bailarín Roberto Torres (Tenerife, España, 1962) para aprender quién es y entender al ser humano en su forma, pues, asegura, la palabra miente más que el cuerpo.

En el cuerpo tú ves una verdad. Ves a una persona caminar y sabes cómo es, pero hablando te puede contar mil batallas; te puede decir que es muy generoso y ser un egoísta. En la palabra cabe todo, pero el cuerpo habla, expresa el bailarín que se presentará este fin de semana en el espacio cultural La Cantera, con Los zueco van hacia sus buenos hábitos, obra del hispano Daniel Abreu.

La experiencia física del director de la Compañía Nómada Danza-Teatro se puede constatar en su interpretación como solista de la pieza, la cual se caracteriza por su gran contenido emocional y rigor.

Al indagar en su cuerpo a lo largo de más de 30 años, Torres se ha encontrado consigo mismo y al mismo tiempo ha descubierto cada etapa del movimiento y la memoria de su cuerpo, revelación que lo mantiene en el escenario a sus 51 años.

La experiencia se queda en el cuerpo

"Cada etapa en la vida tiene su cuerpo, porque adquiere más experiencia, más memoria y todo eso va al cuerpo. Existe la danza con saltos, brincos y elasticidad en las piernas; con la edad eso empieza a perder sentido, sería como luchar contra el propio cuerpo, entonces se aprende a escuchar dónde están tus nuevos límites y trabajas con ellos.

No tengo 20 ni 30, tengo 51 años; es decir, tienes que buscar una identidad mayor, tienes que aceptarte en cada momento y no quedarte ni más grande, ni más pequeño de lo que eres, comparte con La Jornada.

Formado en varias disciplinas de teatro y danza (ballet clásico, contemporáneo y africano), el bailarín sostiene: "Toda la experiencia que uno tiene al final se queda en el cuerpo. Para mí, de alguna forma el teatro enriquece la danza como el cuerpo enriquece el teatro.

No reniego de ninguna; al final trato de encontrar esa mezcla, porque estudié arte dramático, pero desde los 20 años me dediqué a la danza y me quedé en ella. A medida que la conozco más, la amo más.

Dedicado a la investigación del movimiento, el coreógrafo se ha enfocado en crear la dramaturgia del movimiento, que consiste en lo que dice el cuerpo y no en lo que hace: "Es vital para mí que un espectador al final de una presentación diga: 'mira lo que dice, lo que cuenta, en lugar de: 'mira lo que hace'. La dramaturgia es simplemente dar significado al movimiento, que no se quede vacío, sino llenarlo".

En Los zuecos van hacia sus buenos hábitos, Roberto es un ser que habita un lugar, una instalación o un paisaje que puede significar muchas cosas para el público, ya que ese ser vive y reflexiona sobre diversos momentos.

Como intérprete, la obra tiene mucho rigor, como pocas veces he bailado en mi vida. Es sentir lo que hago, sin adornar nada, simplemente intentar estar. El reto consiste en estar en mi cuerpo consciente de lo que estoy haciendo, saber que existe la mirada del otro que se tiene que acercar, son las palabras de Torres que invitan a ese laberinto de emociones en el ser humano.

La pieza del coreógrafo Daniel Abreu se presentará hoy a las 20:30 horas en La Cantera (Ponciano Arriaga 31, colonia Tabacalera. A un costado del monumento a la Revolución).

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