Recuperan memoria notarial de 500 años; tesoro documental en 25 mil volúmenes

Un grupo de historiadores manejan con cautela los libros, en el trabajo de clasificación y realización de las fichas que describen el materialFoto Francisco Olvera

Alondra Flores

Periódico La Jornada
Jueves 26 de diciembre de 2013, p. 3

El antiguo templo de Corpus Christi resguarda un tesoro: documentos notariales que datan de 1525 hasta 1935, en los que ha quedado certificada la historia de México. Los testamentos de personajes como Sor Juana Inés de la Cruz, Porfirio Díaz o Francisco Díaz, la compra de un esclavo por Miguel Hidalgo y Costilla o la lucha por la cama imperial de Benito Juárez, quien murió intestado, son revelados en el Acervo Histórico del Archivo General de Notarías del Distrito Federal.

Un proceso de recuperación que incluye la restauración, catalogación y digitalización de una colección documental de casi 500 años y 25 mil volúmenes se realiza en el ex templo del siglo XVIII, ubicado en la avenida Juárez, en el Centro Histórico, y que desde 2005 es la sede del archivo notarial de la ciudad.

Arturo Ruiz del Río, notario promotor del traslado del archivo junto a Guillermo Tovar de Teresa, conversó en entrevista sobre el valor de este recinto y la documentación que alberga en su interior. "Nuestro mayor tesoro, como habitantes es nuestra ciudad, es que aquí está nuestro corazón. La historia de cada uno está aquí, no nada más de próceres o personajes, sino cualquiera de nosotros que hemos hecho un testamento o comprado un terrenito.

La historia de todas las personas que en su momento, por casi 500 años, han venido y necesitado que un escribano redacte algo de su disposición, afirmó durante una visita, mientras se escucha llegar hasta el interior de la bóveda el sonido del organillero justo frente al Hemiciclo a Juárez. No es solamente un registro, sino la voz de sus sentimientos, sus deseos, su voluntad, aquí queda contemplada.

Agregó que la historia como escribanos data de la fundación de la Villa Rica de la Vera Cruz. Estamos por cumplir 500 años de ese hecho que es lo que legitimó a Hernán Cortés para comenzar la conquista de Tenochtitlán y lo hizo ante un escribano. Sin embargo, el abogado lamentó que toda esta historia documental no era valorada ni se había hecho ningún esfuerzo por rescatar este tesoro.

Al entrar al edificio que alguna vez fue parte del primer convento para indias caciques, una placa recibe al visitante con la inscripción: Donde está vuestro tesoro, ahí estará vuestro corazón. La leyenda cuenta que el virrey Baltasar de Zúñiga y Guzmán, quien fundó el convento de monjas capuchinas en 1724, se enamoró de una religiosa y dejó su corazón.

Del complejo conventual sólo quedó la iglesia después de la Reforma, cuando se desalojó a las monjas. El edificio, fracturado a consecuencia del terremoto de 1985, que antes tuvo distintos destinos, entre ellos escuela de sordomudos y una tienda de artesanías, estuvo a punto de ser demolido para construir la nueva sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Sin embargo, se conservó y en julio de 2005 fue inaugurado tras un proceso de restauración gracias a la propuesta de dar albergue al Archivo General de Notarías que había peregrinado por más de cien años.

Al realizar los trabajos de recuperación por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se encontró un nicho con un cofre, en su interior el corazón del virrey. Entre el archivo se encontró un acta ante un escribano donde consta que se hizo el deposito del corazón y las monjas lo recibieron. Entonces, la historia dejó de ser leyenda. Su tesoro era esta ciudad, aquí mandó su corazón y ahí está depositado, destacó.

Arturo Ruiz del Río, notario impulsor de la recuperación de los archivos en el templo de Corpus ChristiFoto Francisco Olvera

El inicio del rescate de la historia, es como Ruiz del Río califica la labor que comenzó hace 10 años con el traslado del archivo, cuyo documento más antiguo es de 1525. Nuestro proyecto es rescatarlo para restaurarlo, catalogarlo, digitalizarlo y ofrecerlo a los investigadores, porque nos habla de la economía, de la política, la sociedad, la forma de pensar de cada ciudadano. Es la historia de cada persona, pero a la vez la historia de un país, detalla sobre un archivo que estaba olvidado en un edificio en la Candelaria de los Patos, simplemente guardado y sin que nadie se diera cuenta de su riqueza.

Impulsado por el Colegio de Notarios del Distrito Federal, quien creó la agrupación Amigos del Acervo Histórico del Archivo de Notarías, se mantiene a un grupo de catalogadores y de trabajo desde hace ocho años. La mayor parte se hace con donativos de los miembros de la agrupación.

Los documentos del siglo XVI han sido recuperados ante la inminente amenaza de desaparecer. Se restauraron, se hizo labor de paleología para transcribir textos manuscritos, se catalogaron y digitalizaron gracias a un convenio con el Gobierno del Distrito Federal y la Universidad Nacional Autónoma de México. El siguiente paso sería poner en línea toda la documentación para su libre acceso. Sin embargo, los recursos no son suficientes.

A un costado de la nave principal las vitrinas muestran documentos de quienes hicieron la historia de la Revolución. Testamentos, compraventas, cesiones de derechos de Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas, Francisco I. Madero o Francisco Villa son parte de una exposición temporal que invita a asomarse a este fragmento de la vida personal. Es parte de la propuesta de este recinto que periódicamente exhibe ante el público parte de su acervo.

Durante el recorrido por el ex templo, en la planta alta un grupo de cuatro historiadores, coordinados por Cristina Soriano, cautelosamente manejan los libros con manos enguantadas. Su labor es la meticulosa clasificación y realización de fichas que describen el material.

En lo alto del coro, donde ilumina de color un mural de Covarrubias que también fue rescatado, se abre una bóveda con estantes rodantes que permiten ahorrar espacio. Más allá de la sala donde investigadores acreditados realizan su labor, los estantes aparecen repletos de los folios antiguos.

Si la sociedad fuera un edificio, nuestro trabajo serían los cimientos, lo que no se ve, porque sostiene ese edificio: la seguridad y la certeza jurídica, expresa Ruiz del Río quien se pasea familiarmente por la joya de Corpus Christi, un trabajo que él ha impulsado. Debido a falta de cultura jurídica en la que hemos caído como sociedad no hemos valorado el trabajo de nuestra estructura, ese es el rescate. En nuestro sistema jurídico se asienta con fe pública, por eso estos documentos hablan de la verdad de las personas que acudan al escribano y la hagan parte de la historia".

En un llamado a encontrar más apoyo para continuar con el rescate y una invitación a conocer este tesoro, dice: Aquí hay tres corazones. El del virrey, el de la ciudad y el de Tovar de Teresa.

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