Fabiola Palapa Quijas
Periódico La Jornada
Lunes 28 de abril de 2014, p. 8
Mujeres en espiral llegó a nuestro corazón para darnos un pincel sin preguntarnos por qué delito estábamos en la cárcel; no se nos vio como reclusas ni presas, sino como mujeres dignas y capaces
, recordó Ethel Flores, ex interna del penal femenil de Santa Martha Acatitla.
Durante la presentación del libro Pintar los muros: deshacer la cárcel, editado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Flores compartió su experiencia en el proyecto interdisciplinario Mujeres en espiral: sistema de justicia, perspectiva de género y pedagogías en resistencia, en el que participan académicos, profesionales del derecho, artistas, estudiantes, funcionarios e internas de los penales, con la finalidad de transformar el sistema de justicia mexicano.
Ethel Flores evocó los años que pasó en el reclusorio, donde fue un número más, una reclusa, una presa y no una mujer con sueños y esperanzas. En Mujeres en espiral se nos dio un pincel, y sin saber hacer un trazo, pintamos con el corazón; en ese momento comenzamos a transformar la cárcel, a adueñarnos de esos espacios grises, y nuestras lágrimas se diluían entre la pintura
, comentó.
Ethel también se refirió a las deficiencias en el sistema de justicia y deploró que no exista un verdadero programa de reinserción social.
Ejercicio de conciencia
El libro, que se presentó hace unos días en la Aula Magna José Vasconcelos del Centro Nacional de las Artes (Cenart), muestra cómo deshicieron la cárcel, se alzaron para comprender su situación como presas y como mujeres.
A lo largo del libro se muestra la perspectiva individual de los procesos internos, educativos y jurídicos que viven las mujeres, así como las concepciones individuales sobre la justicia, el tiempo, la fuerza y la libertad.
Detrás de los murales del penal está el relato de vida de un colectivo de mujeres, explicó Marisa Belausteguigoitia Rius, investigadora de la UNAM, en la presentación del libroFoto tomadas del ejemplar
Marisa Belausteguigoitia Rius, investigadora del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la UNAM, explicó que detrás de los murales del penal está el relato de vida de un colectivo de mujeres que ha descubierto sus derechos.
"Cuatro veces tomamos sus paredes y cuatro veces narramos las historias de las mujeres y las injusticias hasta traducirlas a los lenguajes de la ley. Las mujeres narraron en los muros de prisión una historia singular, la de la justicia en México. Tomar los muros de una cárcel es un acto singular. Significa apropiarte de aquello que te encierra.
Deshacer la cárcel significa alzar, levantar, movilizar cuerpo y conciencia. Este libro muestra cómo mujeres presas se alzaron, se movilizaron, se levantaron y contaron sus historias para ser vistas y hacer visibles los errores abismales del sistema de justicia en relación con las mujeres
, indicó Belausteguigoitia.
El proyecto mujeres en espiral, impulsado por el PUEG en 2008, hace alusión a las paredes que fueron tomadas por las internas en Santa Martha Acatitla para pintar en ellas su experiencia de vida.
Durante seis años las mujeres en reclusión crearon cuatro murales: El grito; Fuerza, tiempo y esperanza; Caminos y formas de la libertad, y Acción colectiva por la justicia, que les permitieron conocer el concepto de libertad y los muros de Santa Martha Acatitla empezaron a hablar.
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