Penultimátum

B

ien conocida es la dureza con que los militares que desgobiernan en Egipto acallan las voces de protesta. Los tribunales decretan la pena de muerte o de prisión a decenas de disidentes. No escapan de ellas mujeres y menores de edad. En esa línea de represión se inscribe la defensa que un académico egipcio hizo del asesinato de los niños que viven en la calle.

Se trata de Nasar Abdala, quien escribió en el diario Al Masry Al Yum un artículo titulado Los niños de la calle: la solución brasileña, en el que elogia el asesinato de los niños sin hogar y señala que Brasil logró su desarrollo gracias a dicha práctica. Esa es la lección que tiene que saber cualquiera que intente aprender algo de la experiencia brasileña, afirma Abdala.

Luego de publicarlo en la edición impresa, el texto fue retirado de la página web del periódico al aparecer las primeras críticas. Pero la Fundación Egipcia para la Promoción de las Condiciones de la Infancia, que preside Hani Hilal, presentó una denuncia contra Abdala y el diario por difundir el citado artículo.

Hilal explicó que la denuncia no pretende acosar la libertad de expresión, sino luchar contra los llamamientos a la violencia y a la violación de los derechos básicos de la infancia. Además, lamentó que las autoridades traten a estos niños como criminales y no como víctimas del fracaso de las políticas sociales del gobierno. Pidió que el Estado realice un censo para conocer el número de menores que viven en las calles, además de hacer posible su reintegración familiar y acoger a los que no tienen parientes.

Como ya muchos olvidaron, en la década de 1990 miles de menores brasileños fueron víctimas de los narcotraficantes y grupos de exterminio integrados, en la mayoría de los casos, por policías y supuestamente financiados por comerciantes.

Otro caso levantó indignación en redes sociales y medios de comunicación egipcios. Se conoció gracias a un video difundido en Internet. Se trata de las imágenes del brutal maltrato propinado a menores en un orfanato de la provincia de Giza.

La grabación muestra al encargado del orfanato golpeando y pateando despiadadamente a un grupo de niños, entre los cuatro y los siete años, por haber encendido la televisión y abrir sin su permiso un refrigerador donde se guardaba comida. Ante tal brutalidad, los pequeños salen corriendo y llorando desconsolados sin saber hacia dónde dirigirse.

La grabación fue hecha por la dueña del orfanato y esposa del maltratador, quien está sometido a proceso. La esposa dijo en la televisión egipcia: Le pega a todos, incluso a mí y a nuestros hijos. Los pequeños agredidos fueron enviados a otros orfanatos. Las casas hogar tipo Mamá Rosa, que funcionaba en Zamora, se repiten en el mundo.

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