Los escritores José Agustín y Vicente Leñero, el 21 de septiembre de 2011, cuando recibieron la medalla Bellas ArtesFoto José Antonio López
Ericka Montaño, Fabiola Palapa, Merry MacMasters, Alondra, Flores, Carlos Paul y Reyes Martínez
Periódico La Jornada
Jueves 4 de diciembre de 2014, p. 3
Vicente Leñero fue un dramaturgo extraordinario, un ejemplo de integridad intachable, generosidad y franqueza, y una voz independiente que conjuntó libertad e inteligencia. Así se expresaron integrantes de la comunidad teatral, escritores y funcionarios culturales tras la noticia del deceso del escritor.
Rafael Tovar y de Teresa, titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes : Lamento la muerte de uno de los hombres de letras más importantes del siglo XX mexicano. Su labor como narrador, dramaturgo, guionista y periodista es reconocida en todo el país. Su pensamiento siempre coherente y transparente lo convierten en un ejemplo de un hombre que con toda la libertad e inteligencia siempre expresó sus verdades.
María Cristina García Cepeda, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes: Leñero es una figura imprescindible. Destacó no sólo en la literatura y la dramaturgia, sino en el periodismo. Tuve el privilegio de contar con su amistad y calidez en momentos compartidos por más de 30 años. Fue un ser humano maravilloso, de gran generosidad cuyo legado es el arte con conciencia social. La enseñanza como periodista fue la de ser un hombre íntegro. Su obra es referencia. En cuanto al teatro siempre buscó la la excelencia, sobre todo, obras que reflejaran la realidad y que ayudaran a los seres humanos a comprender mejor su entorno.
Eduardo Vázquez Martín, titular de Secretaría de Cultura del Gobierno del DF: Lamento el fallecimiento de Leñero, quien fue sobre todo maestro de varias generaciones, ejemplo de profesionalismo congruencia y honestidad.
Un personaje múltiple
José Agustín, narrador: Un escritor mayor de la literatura mexicana. Empezó de una forma espectacular: el Premio Biblioteca Breve. Tuve la fortuna de trabajar junto a él en varias revistas. Vicente siempre fue un gran escritor y, sobre todo, yo lo veía como un manantial de recursos técnicos. Lo que hizo con Estudio Q y Los albañiles, en un principio, ¡qué bárbaro!, fue una cosa tremenda. Junto con La voz adolorida son tres obras riquísimas en experimentación.
Jaime Chabaud, dramaturgo: Leñero, como novelista, era un grande. En el contexto de ese género que los literatos suelen despreciar que se llama teatro fue uno de los mayores. Por al menos 40 años se distinguió por ser un revolucionario de la dramaturgia y, gracias a él el teatro saltó del costumbrismo al realismo. Vicente Leñero, de la mano de muchos directores, entre ellos Luis de Tavira, José Estrada y Enrique Ruelas, fue uno de los experimentadores de estructuras más señalados; cercano a Harold Pinter en su búsqueda no sólo del realismo, sino en lo que Pinter fue genial: la noción de la construcción del tren de pensamiento del personaje, es decir, Leñero es para el teatro mexicano lo que es Harold Pinter para el teatro inglés.
Alberto Castro Leñero, artista plástico y sobrino de Leñero: Por cuestiones geográficas tuve poco contacto con él en los años recientes, pero siempre me pareció una persona honesta y creativa. Al principio él escribió algunos textos sobre mi pintura y la de mis hermanos. Es un creador muy importante, con obras atípicas.
Hugo Gutiérrez Vega, poeta y periodista: Leñero es una personalidad y un personaje múltiple. Abarcó muchos campos en la literatura, la información, el teatro, y en todos lo hizo de una manera honesta, eficiente, brillante, profunda. Cumplió sus obligaciones profesionales como decía Antonio Machado: a mi trabajo acudo, con mi dinero pago, y al mismo tiempo hizo un trabajo brillantísimo. Quisiera recordarlo como novelista, sus trabajos sobre temas de la realidad que transfiguraba para darles un contenido lírico en algunos aspectos y en otros filosófico; sus artículos, sus crónicas deliciosas con momentos de vida muy intensos, pero sobre todo su teatro, por eso dicen que es fundamentalmente un hombre de teatro. Recuerdo Los albañiles, una de las grandes piezas del realismo social mexicano, retrato revelador del teatro de su tiempo.
Sergio Ramírez, escritor: Leñero es una de las grandes voces de la literatura mexicana. Lo asocio, en mi recuerdo, con Sergio Pitol y Sergio Galindo, con el mismo Carlos Fuentes, cuando yo admiraba esta capacidad de renovación que tenía esa literatura, meterse en todo ese terreno urbano que entonces era tan desconocido, que con la brillantez de Juan Rulfo seguía siendo rural, por eso es que recuerdo con mucha devoción mi lectura de Los albañiles, una novela fundamental en las letras mexicanas.
Julieta Egurrola, actriz: La muerte de Leñero es una noticia que pega aún más con lo convulsionado que está el país. Fue una gran persona, inteligente. Participé en la puesta de Nadie sabe nada, en el Centro de Experimentación Teatral, obra que escribió de manera expresa para que la dirigiera Luis de Tavira. Fue un agasajo verlo en los ensayos de este montaje que aborda el caso del asesinato del periodista Manuel Buendía y que causó escándalo, la quisieron parar.
Juan Villoro, periodista y narrador: Vicente Leñero fue una de las máximas figuras del periodismo, del teatro y la literatura mexicanos. Uno de los mejores guionistas del cine mexicano, su novela Los albañiles representó una visión contemporánea del evangelio, donde un velador de nombre Jesús es acusado, lo mismo El evangelio de Lucas Gavilán, que demuestra la gran riqueza del pensamiento de un cristiano no ortodoxo, él era un católico que siempre estuvo cerca de la Iglesia de los pobres, como lo demostró en su obra de teatro Pueblo rechazado. La pérdida de Vicente es enorme para el periodismo, para el teatro, para la novela, para todos los géneros que cultivó, pero sobre todo perdemos a un hombre de una integridad intachable. Su generosidad con los demás, su sinceridad para escribir y su franqueza lo convirtieron en una voz independiente que nos va a hacer muchísima falta.
El teatro, su gran pasión
David Olguín, dramaturgo: Me apena la desaparición corporal de Leñero, porque en un país donde no abundan los dramaturgos y de su generación, que va de salida, son nuestros modelos clásicos contemporáneos, perderlo es algo muy significativo; pienso esto también porque además de un espléndido dramaturgo, narrador y periodista, era espléndida persona. El teatro era su gran pasión y esto se percibe en su enorme defensa de la dramaturgia mexicana. Tiene un escrito donde convierte la frase teatro o silencio
de Usigli, y dice dramaturgia mexicana o silencio
, es decir, asumiendo una radicalidad donde Vicente llegaba a pensar que el teatro, o los escenarios del país deberían estar al servicio de la dramaturgia mexicana, esa era la radicalidad de Vicente.
José Solé, director de escena: Realmente me acabo de enterar y me parece lamentable su muerte, digamos que es el divo del teatro mexicano, y de la generación joven de nuestro teatro es el maestro, pero todavía tenemos algunos de esos autores, como Luisa Josefina Hernández, y al lado de ella, yo diría Vicente. Son una bandera del nuevo teatro de México. Lamento profundamente su muerte, trabajé con él y lo invité cuando dirigí a la Compañía Nacional de Teatro, pero antes y después tuve el honor y el placer de tratarlo y de montar sus obras.
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