La exposición parte de las investigaciones que Paz tuvo sobre un espectro amplio de manifestaciones y prácticas artísticas
, explica el coordinador de la muestra, César González AguirreFoto Guillermo Sologuren
Merry MacMasters
Periódico La Jornada
Sábado 3 de enero de 2015, p. 2
El lienzo El rostro de la noche (para Octavio Paz), pintado por Robert Motherwell en 1981, es el primer cuadro visible al ingresar a En esto ver aquello: Octavo Paz y el arte, magna exposición montada en el Museo del Palacio de Bellas Artes (MPBA) con motivo del centenario del nacimiento del poeta, premio Nobel de Literatura 1990.
Es así porque la obra que el estadunidense dedicó a su amigo mexicano se percibe a través de un vidrio a modo de gran ventana. En realidad, el cuadro que abre la muestra de más de 220 piezas, entre libros-objeto, primeras ediciones y piezas prehispánicas, así como de pintura, escultura, gráfica, fotografía y grabado, es un retrato que Alberto Gironella hizo a Paz en 1980.
Para ser exacto, la exhibición se inicia en la explanada y el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes, donde fueron instaladas esculturas monumentales de Henry Moore, Juan Soriano, Vicente Rojo, Eduardo Chillida e Isamu Noguchi. Es decir, el visitante empieza a sensibilizarse desde el exterior del edificio, así que cuando sube al primer piso donde comienza el recorrido de la muestra en la Sala Nacional, ya está listo para vivir el mundo plástico del que se rodeó Paz.
Deleite en 11 núcleos
Después del retrato de Gironella se desencadena la primera secuencia de los 11 núcleos de la exposición: Picasso y el cubismo, Marcel Duchamp. Apariencia desnuda, Caminos a la abstracción, La subversión surrealista, La sonrisa de Eros, dividido en arte de India y arte erótico universal.
Para esto, el espectador se ha deleitado con obras también de Juan Gris, Georges Braque, Diego Rivera, Joan Miró, Vassily Kandinsky, Antoni Tàpies, David Alfaro Siqueiros, Manuel Felguérez, Jasper Johns, Paul Klee, Mark Rothko, Vicente Rojo, Lilia Carrillo, André Breton, Frida Kahlo, Remedios Varo, Leonora Carrington, Manuel Álvarez Bravo... la lista es interminable.
César Blanco, guía de la exposición, recalca que Paz no se consideraba crítico de arte. Simplemente describía las sensaciones y sentimientos que percibía cuando tenía una obra de arte enfrente. Nunca habló mal de un artista, nunca dijo qué arte es bueno. Sólo explicaba desde su punto de vista como poeta las obras y los artistas que le gustaban
.
En el apartado La sonrisa de Eros hay un hueco en la pared, ya que una de las piezas fue retirada. César González Aguirre, coordinador de la exposición, explica que la mandala proveniente del Museo Guimet, de India, tenía una temporalidad de préstamo más corta que la duración de la muestra, que termina el 4 de enero de 2015.
Héctor Tajonar y Miguel Fernández Félix, director del MPBA, son los curadores de En esto ver aquello... que parte de las investigaciones que Paz tuvo sobre un espectro amplio de manifestaciones y prácticas artísticas
, según expresa González Aguirre.
La sonrisa de Eros, por ejemplo, está inspirado en La llama doble y El mono gramático, obras que hablan sobre el paso de Paz por la India y su interés en temas como el erotismo, el deseo, el cuerpo y la escritura. Aquí se imponen obras de Balthus, Katsukawa Shunchu, Max Ernst, Edvard Munch, Francis Bacon, María Izquierdo, Georgia O'Keefe y Ángel Zárraga.
Capítulo dos, arte nacional
El segundo capítulo de la exposición, referido al arte mexicano, comienza en el segundo piso del recinto con los núcleos La otredad mesoamericana, Conquista y colonia, Mestizaje y milagro y Academia y cultura popular.
Mestizaje y milagro está dedicado de alguna manera a Sor Juan Inés de la Cruz, ya que allí se han reunido dos grandes retratos de la poeta: el de Miguel Cabrera y el de Juan Miranda. González Aguirre anota que Paz, autor de Las trampas de la fe, habla sobre la posibilidad por diferentes rastros que encontramos en los escritos de Sor Juana que hubiera sido pintora. Sabemos que era gran admiradora de la pintura
.
De ser así, no sería ajeno a otros ejemplos que tenemos. Xavier Villaurrutia también diseñó escenografías, dibujó y pintó
. Esta sala comprende un Estudio de figura para el castigo de Amán en la Capilla Sixtina, de Miguel Ángel Buonarroti. Se trata de una sanguina sin fecha.
Ya en la planta baja, Revoluciones y revelaciones ocupa la sala Justino Fernández, mientras en la Paul Westheim la exposición llega a su fin en El aquí y el allá. No podría ser más apropiada la maqueta de Museo por el poeta que en 1994 Teodoro González de León dedicó a su amigo. Un museo dentro de un museo.
En esta última sala también se revela la procedencia del título de la exposición. González Aguirre relata que en su casa Paz tenía una reproducción de la litografía El buen samaritano (1861), de Rodolphe Bresdia, que, al mirarse con detenimiento permite ver una serie de personajes cuyos ojos miran fijamente al espectador.
A pregunta expresa, el entrevistado indica que la única obra proveniente de los dominios de Paz es la caja La pasión mariposante. Homenaje a Charles Fourier, de la autoría de su viuda, Marie José Paz, incluida en La subversión surrealista.
El INBA informó mediante un comunicado que debido al cierre de la exposición, el Museo del Palacio de Bellas Artes tendrá mañana un horario de 10 a 23 horas, y el domingo 4 cerrará hasta que el último visitante se retire.
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