E
n la Nueva Galicia del siglo XVII, una buena recua tenía de 24 a 30 mulas más seis bestias de silla para el dueño o el mayordomo
y los ayudantes. Las recuas menos numerosas transportaban víveres y otras mercancías; las más grandes llevaban mercurio o azogue para las minas.
El embalaje y la manera de empacar tenían gran importancia. Los costales de yute se utilizaban para mercancías variadas, los de guancoche o guangoche –tela burda ideal para hacer fardos– para el cacao.
El maíz y el trigo se transportaban en cestas; el sebo para hacer velas, en pieles de oveja cocidas con hilo de pita o de maguey. Eran comunes los odres de piel de cabra para acarrear pulque. El azogue tenía que guardarse en cajas de madera, debido a su gran peso y fluidez.
El lomo de las mulas se protegía con el aparejo que constaba de dos cojines llenos de paja cubiertos por cuero y los paquetes se acomodaban en una estructura de 60 a 75 centímetros de alto. En Sayula, Jalisco, se compraban aparejos y buenos costales de yute. Cada animal cargaba de 115 a 130 kilos.
Thomas Calvo, autor del libro Por los caminos de Nueva Galicia, menciona que en Parral, Chihuahua, se consumía maíz y manteca proveniente de los Altos de Jalisco. Las misiones jesuitas la proveían de ganado y fruta. La sal les llegaba de la costa del Pacífico y del sur de Zacatecas; recordemos las lagunas de sal del estado, en especial la de Santa María del Peñón Blanco.
El maíz tenía gran importancia para el abasto, sobre todo en época de escasez. Es por ello, afirma Calvo, que cada población importante por su tamaño, porque ahí había minas, o por haber misiones, tenía una población cercana que la proveía. Los campos de la región que abarca de Tala a Atotonilco surtían a Guadalajara, y la zona ubicada entre Aguascalientes y Jerez, Zacatecas.
Otros productos locales que transportaban los arrieros era el vino de Mexcala o mezcal y también chocolate. Acaponeta proveía de sal, pescado y frutas. Algo muy apreciado desde entonces, eran los objetos de barro de Tonalá; a veces se pintaban de dorado o plateado.
Los agricultores de Ahualulco producían vinagre de granada, miel, aguardiente de caña, maíz, frijol y chile, que los recueros indígenas llevaban a las poblaciones mineras de Nueva Galicia. Las especias y los textiles que se comercializaban en Guadalajara llegaban de la ciudad de México; a cambio recibía camarones, ostiones y pescado seco para la comida de cuaresma, que obtenían los pescadores de Sinaloa. Como punto de comparación en cuanto al tiempo de traslado, una diligencia hacía 12 días de México a Guadalajara.
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