Carlos Paul
Periódico La Jornada
Sábado 19 de abril de 2014, p. 5
En la actualidad la diversión ha sido elevada a un deber, como si abandonarse al aburrimiento fuera la peor derrota, como si padeciéramos una auténtica fobia al tiempo vacío. Antes que encarar el aburrimiento y aceptarlo, procuramos vencerlo de mil maneras.
El aburrimiento, lo que alguna vez se consideró el mal del siglo
, está finalmente muy cerca de desaparecer, arrasado por la avalancha de entretenimientos, espectáculos, parques vacacionales, sustancias que consumimos para derrotarlo y por la saturación de nuevos artilugios para matar el tiempo que cada día salen a la venta.
Cada vez estamos menos capacitados para soportarnos a nosotros mismos y más nos empeñamos en abolir la ociosidad, reflexiona el escritor y editor Luigi Amara en su ensayo La escuela del aburrimiento.
Publicado por el sello Sexto Piso, el volumen explora la ideología del aburrimiento
.
Amara explica: "Todo se torció cuando como sociedad creímos que inventando todo tipo de entretenimientos o artilugios para matar el tiempo podríamos vencer al aburrimiento.
Vivimos una época que ve con malos ojos la holganza, que identifica la falta de actividad con la falta de recursos, que busca la excepción y la variedad aun a riesgo de convertirlas en rutina. No queremos saber nada del tedio. Buscamos eludirlo con ocupaciones que entonces se vuelven esenciales; resistimos y hacemos toda clase de contorsiones para evitar que aparezca. A tal punto nos resulta molesto, que podría afirmarse que el aburrimiento siempre se manifiesta de modo que nos movilizamos en su contra. Tenemos una especie de relación histérica respecto del tedio o el hastío
.
Experiencia en Las Vegas
Para Amara, lo que caracteriza a nuestra sociedad contemporánea es que en todo momento buscamos la manera de matar el tiempo, desde el uso de redes sociales o experiencias intensas, hasta un sinfín de entretenimientos para, en última instancia, no estar con nosotros mismos. El miedo al aburrimiento, es un miedo a estar con uno mismo
.
El ensayo de Amara conjuga las ideas del autor con las reflexiones de varios escritores y filósofos en torno al aburrimiento, como Dostoievski, Baudelaire, Nietzsche, Kierkegaard, Heidegger, Connolly, Fernando Pessoa, Roland Barthes, Montaigne y Samuel Johnson, entre otros.
El aburrimiento, las horas vacías, implica no consumir. Frente a ello, el capitalismo lo que hace es vendernos soluciones, a un aburrimiento que es íntimo y propio
.
El libro fue escrito luego de experimentar dos situaciones. La primera, Amara se encerró en una habitación, alejado de toda comunicación, acompañado por una selección de 10 libros. Me propuse aburrirme de manera explícita para ver qué pasaba
.
El libro se complementa con su posterior experiencia de visitar Las Vegas. Heidegger tiene una frase que dice que el aburrimiento será más agudo ahí donde todos se muevan en su contra. Entonces, decidí que esa ciudad podría ser el epicentro del aburrimiento
.
El ensayo, dice, reflexiona sobre cómo aprender a lidiar consigo mismo, con la espera o las horas vacías. Aunque al final de cuentas cada quien tendría que cursar su escuela del aburrimiento
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Luigi Amara propone encarar el tedio y el miedo a estar con uno mismo
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